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jueves, 2 de diciembre de 2010

FAKTOR ARTE


LA NAVIDAD EN LA IGLESIA CATÓLICA Y ORTODOXA.

La fiesta de Navidad fue instituida por la Iglesia en el siglo IV y es originaria de la Iglesia latina y más propiamente de la Sede Apostólica de Roma.

NATIVIDAD DE FRA ANGELICO
Por falta de documentos exactos sobre el nacimiento de nuestro Señor, no existe una certeza absoluta acerca del año, que algunos escritores sagrados y profanos señalan entre el 147 y 148 de la fundación de Roma (del 7 al 5 de la Era vulgar), y del día, que han hecho oscilar entre el 17 de diciembre y el 29 de mayo.
En vistas a estas dudas, los cristianos orientales, a partir del siglo II, comenzaron a celebrar la Navidad los primeros días de enero, y con preferencia el 6, fiesta de la Epifanía o de la Manifestación del Señor, en donde se englobaban diversos episodios: la Natividad, la Adoración de los Reyes Magos, el Bautismo, etc. Esta celebración se difundió en occidente.
Hacia el siglo III, Hipólito es el primero en fijar la fecha el día 25 de diciembre, en su comentario al libro del profeta Daniel.
La fiesta celebrada el 6 de enero y que englobaba los primeros misterios de la vida de Cristo ya había pasado casi a toda la Iglesia universal en el siglo IV, pero en Roma, dada la falta de certeza absoluta de la fecha y en vistas a asestar un golpe más al paganismo que celebraba la fiesta del Sol invicto, en honor al dios Mitra, el día 25 de diciembre (coincidente con el solsticio de invierno), según lo indicado por el calendario Filocaliano, la Iglesia romana separó de la Epifanía la memoria del Nacimiento del verdadero Sol de Justicia, Jesucristo, y la trasladó definitivamente a esa fecha que se mantuvo, a partir de entonces, hasta nuestros días.
VELIKO TARNOVO, BULGARIA PINTADO PARA CHIVINDOLA RUSIA
A pesar de ser una fiesta instaurada en la Iglesia latina, a fines del siglo IV, San Juan Crisóstomo la implantó en Antioquía, y de allí paso a Constantinopla. A mediados del siglo V se celebraba ya en Jerusalén y por el año 430 en Alejandría, desde donde se extendió a otras Iglesias orientales. No obstante, las Iglesias llamadas Ortodoxas, nunca adoptaron absolutamente la fecha del 25 de diciembre y muchas volvieron al 6 de enero, sobre todo luego del cisma de 1059 en que se separaron de Roma.
ICONO ORTODOXO DE LA NATIVIDAD
Los rusos festejan la Navidad según el viejo calendario juliano por el que todavía se rige la Iglesia Ortodoxa Rusa, a diferencia del Estado, que utiliza desde 1917 el moderno gregoriano, empleado alrededor del mundo y adelantado trece días a aquel. Los ortodoxos rumanos, los griegos y los del Patriarcado de Antioquía celebran la Navidad acatando el calendario gregoriano, igual que los católicos, pero vuelven al juliano para celebrar la Pascua. La Iglesia Apostólica Armenia tiene su propio calendario. Por su parte, los cristianos coptos, sirios y etíopes agrupan el Nacimiento y toda la vida de Jesús en una sola celebración, la de la Epifanía, que tiene lugar el 19 de enero. Es el día en que se celebraba desde el principio el bautismo de Jesús.

El motivo de esta diferencia de fechas se debe a que la Iglesia ortodoxa se guía por el antiguo calendario juliano, que fue instituido por Julio César en el año 47 a. C. En cambio, los católicos, protestantes y laicos siguen el moderno calendario gregoriano, que fue una modificación del juliano que introdujo el Papa Gregorio XII en 1582, debido a ciertos desajustes que se habían producido entre el calendario civil y el astronómico.

Sósigenes de Alejandría tenía conocimiento de la fallida reforma de Cánope al calendario egipcio, sucedida dos siglos atrás, y colaboró con Julio César para adoptar esa vieja reforma al calendario romano e implantarla como un nuevo calendario. Esta adaptación fechaba las estaciones y sus fiestas romanas correspondientes concordando con el momento astronómico en el que sucedían.
ICONO ORTODOXO DE LA NATIVIDAD
El nuevo calendario se implantó en el año 46A. C. con el nombre de Julius y mucho después de juliano, en honor a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior, y se le llamó año de la confusión. Para ello, se agregaron dos meses, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en  febrero.

Priscilla Wagner

HI - TECH



Windows Phone 7

La empresa de tecnología lanzó su nuevo sistema operativo para teléfonos inteligentes. ¿Será un éxito como Xbox o un fracaso como Kin?
El sistema de Microsoft saldrá a la venta en nueve teléfonos diferentes.
Microsoft presentó al mundo su Windows Phone 7 con bombo y platillo. Se trata del nuevo sistema operativo para teléfonos inteligentes con el que la empresa busca competir contra Apple y Google, entre otros.
Windows Phone 7 es un dispositivo rápido y personalizable.
Una de las cosas que más llaman la atención del sistema operativo para celulares de Microsoft es su integración con Xbox Live, el servicio de internet de la consola de videojuegos.
El teléfono permitirá acceder a la comunidad de Xbox e incluso jugar algunos títulos tanto en el dispositivo, como en la consola.
Además cuenta con "mosaicos vivos" desde los cuáles se puede acceder a contactos, redes sociales, juegos, tareas de oficina y demás. Es claro que la empresa apuesta fuerte por la integración con otros de sus productos estrella como Office.
Los nueve distintos teléfonos que contarán con Windows, son fabricados por LG, Samsung, HTC y Dell.
Los aparatos saldrán a la venta en noviembre en E.U., en México y España en la temporada navideña y en el resto de América Latina en el 2011.
El nuevo producto de Microsoft se suma así a la ola de teléfonos inteligentes que inunda el mercado.
Varios analistas han predicho que en unos cuantos años habrá más gente navegando internet en dispositivos móviles que en computadoras de escritorio.
Veremos a final de cuentas cual resulta mejor: Microsoft o Macintosh.

RENATO MOYSSÉN.

LUMIÈRE



FANNY Y ALEXANDER  ( FANNY OCH ALEXANDER )
Año de Producción: 1982
País: Alemania, Francia, Suecia
Dirección: Ingmar Bergman
Intérpretes: Pernilla Allwin, Bertil Guve, Harriet Andersson, Pernilla Östergren, Mats Bergman, Gunnar Björnstrand, Allan Edwall
Guión: Ingmar Bergman
Música: Daniel Bell
Fotografía: Sven Nykvist
Duración: 180 min.

1907. Todo comienza con escenas de una típica CENA NAVIDEÑA en la Suecia del mismo Bergman. La familia Ekdahl sufre la desgracia de la muerte de Oscar, Director de Teatro. Le sobreviven su esposa Emilie, y sus hijos Fanny y Alexander.
La joven viuda será cortejada por el obispo luterano Edvard Vergérus. Acabarán casándose, pero lo que prometía ser una nueva familia feliz, no lo es gracias al rigorismo excesivo de Edvard. Hasta el punto de que nace y crece el odio en Alexander, quien es duramente humillado y maltratado por su padrastro, Alexander desea la muerte de Edvard. Mientras, el resto del clan Ekdahl, consiente del sufrimiento que el pastor ha traído a la familia, pide ayuda al anticuario judío Isak Jacobi.
Absoluta obra maestra de INGMAR BERGMAN, con Hoffman y Dickens como “padrinos” , según el cineasta, tanto en su versión estrenada en cine ( disponible en la edición sencilla y la del coleccionista ) , como en la televisiva, que dura casi el doble ( se incluye en la edición del coleccionista ). Se trata de una producción Sueco-Francesa-Alemana de 1982. Ganadora de 4 Oscar como: Mejor Película Extranjera, Mejor Fotografía, Mejor Diseño de Vestuario y Mejor Dirección de Arte. El director Bergman fue nominado como mejor Director y mejor Autor de Guión. El film recibió además otros 18 premios relevantes.
Resume bien las obsesiones y desesperanza del cineasta sueco, quien confesaba que con esta historia "puedo vencer la angustia, aliviar las tensiones y derrotar la destrucción". Si en títulos anteriores de su filmografía éramos testigos de su búsqueda de Dios, aquí vemos en Alexander una rebelión brutal y blasfema, propiciada por la influencia negativa de Edvard; así las cosas, al igual que le ocurre a Bergman, sólo queda el refugio en la creatividad.

Cada vez que se está al frente de una obra de Bergman  nos percatamos que es un cineasta que ha seguido una misma línea durante toda su carrera, que ha sido fiel a su forma de hacer cine y que no la ha abandonado, le pese a quien le pese, también en honor a la verdad hay que decir que no estamos ante uno de los fáciles, su forma de expresar los sentimientos e intentar transmitirlos al espectador a través de la pantalla, en ocasiones requiere de un esfuerzo adicional  por parte del mismo.

El director muestra dos estadios completamente distintos de la vida de Alexander, el comienzo en el que este vive rodeado de su familia los Ekdhal, un grupo de simpáticos libertinos muy dados a la promiscuidad, cuyos rasgos principales son la bondad, la alegría, el compartir con el prójimo, incluso en cierta manera el derroche aunque bien justificado, la muerte de Oscar (Allan Edwall), padre de Alexander es el detonante para que todo este cosmos se venga abajo, su madre Emilie (Ewa Fröling) contrae de nuevo matrimonio con el obispo Eduard Vergerus (Jan Malmsjö) a partir de aquí llega el infierno, todo es austeridad, falta de sentimientos, dura educación e incluso privación total de libertad.

El contraste se muestra de una manera tan clara que incluso cuando estamos viendo las escenas que pertenecen a una de las dos etapas anteriormente descritas, no solo cambia el talante de los actores, sino que su entorno, incluso su vestuario sufre un cambio radical pasando de vivos colores al negro sobrio de la casa del obispo, desde aquí dar un sobresaliente al director artístico que ha sido el principal culpable en remarcar de una forma muy visual este claro contraste.

El momento más álgido de la narración  pertenece a la muerte del padre, pero durante toda la trayectoria del metraje no tenemos motivo para relajarnos, ya que a través de los diálogos o de algunas escenas, asistimos a una serie de picos, una especie de píldoras o chispas de humor que nos mantienen alerta sin dejarnos bajar la guardia, por supuesto viniendo del director sueco son retazos de un humor bastante negro, pero al fin y al cabo arrancan la carcajada del espectador.

Priscilla Wagner.